jueves, 31 de enero de 2008

el joven y el antiguo

Joven soñador:
Leo en un cansancio casi onírico, pero no quiero dormir. Siento un hambre y una sed inconmensurables, pero no hay qué la sacie. Sigo escuchando un silencioso violín sonar frenéticamente en algún lado, y la noche negra, abísmica y eterna me contempla, como quien contempla un retoño de brezo secarse. ¿Sentís la brisa nocturna?

Criatura antigua
Sí, me golpea casi tiernamente, como queriendo acariciarme a pesar de su brutalidad. Es extasiante, ¿no crees?

Joven soñador:
Muy anglosajona tu respuesta, digna de Sir Arthur Conan Doyle. Sí, creo en el testimonio de mis sentidos (todavía). Creo en contemplar el silencio negro del abismo estrellado y sentirme parte de su letanía. Creo...

Criatura antigua
Creo que a pesar del malestar que el manto que cubre del cielo sufre hoy, todavía vislumbro un atisbo de esperanza, como si se tratara de una estrella que lucha por atravesar el abismo de oscuridad que separa nuestro mundo del suyo. ¿La vez tu allí, asomándose tímidamente?

Joven soñador:
Digamos que no solo se ve con la vista, y tengo ahora los ojos cerrados. Digamos que quiero elevarme a los astros y sumergirme en su cosmos, nadar en su eternidad y amarla como dos adolescentes se aman en primavera. Digamos que por un momento la veo, ¿qué hacer?

Criatura antigua:
Nada, está fuera de tu alcance (y del mío). Es la guardiana de nuestra dulce y eterna vigilia. Contémplala hasta el hartazgo, aunque jamás lo alcances en vida.

Joven soñador:
¿Quién determina los alcances de un hombre en vida sino el hombre mismo? ¿Qué se atrevería a restringir el sueño de poder alcanzarla? ¿Qué clase de monstruo puede eculubrar frases de alabanza sin siquiera desearla secreta y salvajemente? No, no me rindo ante la adversidad, me incorporo y me siento. Libre y decidido.

Criatura antigua:
Solo un monstruo que lo es por haber tratado en vano de alcanzarla, amándola con una locura casi enferma. Solo una desquiciada y pobre criatura que sintió lo mismo que vos y no tuvo en quien contar, pero ahora, sabiendo de la naturaleza de tu sentimiento, te dice ‘Adelante, yo te señalaré el camino si no lo encuentras’.

Joven soñador:
Delightful, my friend. El temor y la ironía son meros fantasmas agusanados al lado del deseo que me impulsa. Obsérvame vivir y soñar y experimentar el sueño de los peatones y los inocentes, los jueces y los juzgados, ¡los Señores y los siervos! Obsérvame volar donde no se es y ser donde se debe volar.

Criatura antigua:
Serás puramente tu esencia, y a la vez, casi irónicamente, no serás nada. Volarás, pero tus pies no elevaran de esta tu tierra. Vivirás eternamente en un apogeo constante, haciendo y deshaciendo los susodichos embrollos ajenos, de tus prójimos. Serás la mano derecha y el cuerpo a la vez. Fé, compañero

Joven soñador:
Fé... invento, creación humana tan divertida y poderosa a la vez. Y quizás ella sea mi único refugio, y quizás no. Quizás exista un fiel que borre mis pasos, mis palabras, mis lenguas, mis ojos y mis manos, para que me extravíe en un viaje que no resultaría peligroso. Quizás ese seas tu, quizás sea hora de partir.

Criatura antigua:
O quizás no. Quizás ese fiel seas tu, cegado por la incertidumbre. Quizás cuando abras los ojos (si es que siguen cerrados), te des cuenta de que nuestra guardiana ya no está. O quizás no. Reitero, no, corrijo: no fe, Fé.

Joven soñador:
Prefiero la mudeza y la madurez de un silencio a estas horas y en estas latitudes a narrarte mi vieja, puesto que tu arremolinada lengua solo hará enredar mis palabras. Hasta la próxima, iluso, quizás puedas hacerte cazador de sueños algún día.

Criatura antigua:
¿Te vas por temor? Adiós, Viajero del Cosmos, porque lo eres (y no lo niegues). Velaré por ti en esta mi prisión, pues el Golem es quien soy. Hasta pronto