martes, 22 de julio de 2008

Inmaterial (extracto)

Todo era gris, como una niebla espesa que no podía terminar de definir, tal vez imaginación suya, tal vez no, y sin embargo en aquel momento no podía serlo, pues él no Era, sólo estaba, allí, vacío, pálido, y del mismo tono semifuso en que se había convertido el zumbido. No entendía cómo podía oír, cómo hablar, no tenía voz, no tenía oídos, ojos, no tenía sentido alguno ¿era entonces parte de la niebla? Pues creía sentirse, si puede explicarse de alguna forma con palabras, en estado gaseoso. Pero no, lo veía todo desde afuera: en aquella obra él era un espectador y a la vez era el personaje principal, era todos los personajes y no era ninguno. ¡Qué confusión, que ilógico que se había vuelto aquel lugar de su inconsciencia!



Verde, árboles, flores. Cambió el paisaje, el escenario, y así la forma en que esto se escribe. Ahora él yace con el vientre rojo de sangre sobre una vieja silla inglesa, hecha con madera de pino y repasada con un poco de barniz. Es gracioso, a lo lejos se oye el aullido de un lobo, lo que significa que tiene al menos un sentido, y sin embargo no tiene oídos, no tiene rostro. Sólo adivina lo que hay más allá, viendo de otra forma, sintiendo con la mente, espectador de su propia historia.
El dolor del vientre no se siente: no es molestia, sólo sangre, que mana a borbotones, como una cascada siniestra.
Horror, demasiado.

Entiende y a la vez no sabe qué sucede, pues de a momentos pierde la conciencia, el estar. ¿Volvió a Ser? No lo sabe con exactitud, y no quiere saberlo. Cree ver algo cerca suyo, pero sabe que no puede hacerlo, no tiene ojos, ni manos para palpar el piso, no tiene forma.

Segundos... horas... minutos... y niebla otra vez, infinitamente, en un círculo perfecto que sin embargo no respeta simetría alguna, no gira, no se mueve. Está estoico y él también.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sabés muy bien lo que pienso, ¡me gusta mucho! Me encanta ponerme a leer y transportarme adonde sea que el texto diga. Creo que esa es una de tus virtudes.
Hay textos que me gustan más otros que menos, pero este en particular me gusta mucho porque lo compartiste conmigo mientras lo hacías.
Todo siempre termina siendo un paso para adelante.