sábado, 6 de septiembre de 2008

encuentro

Hoy vi dos ángeles.
Me tocaron el timbre a eso de las 5 de la tarde, yo estaba por irme. Eran hermanos (raro, nunca había visto ángeles hermanos) y tenían nueve y siete años. Me preguntaron si no tenía algo para comer y los invité a tomar una taza de nesquik y comer alfajores.
Es raro, uno espera harto impaciente a ver un ángel y recién cuando por fin lo ve se da cuenta de que no es como esperaba, de que son simples, parecidos y distintos a la vez de cómo los imaginamos (y los imaginamos tanto).
Mis ángeles no tenían alas, pero no importa, no les hacía falta. Tal vez mañana los veas, caminando de la mano, con una bicicleta demasiado grande como para que la usen. Te van a pedir algo para comer y espero que los hagas pasar y los invites a tu mesa, créeme, te va a hacer bien.

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