domingo, 22 de junio de 2008

Del rey imaginario

Una lágrima, única, cristalina, se hizo añicos sobre el suelo con un sonido límpido y claro. Muchos años habían pasado desde que se oyera algo más que un sollozo solitario entre aquellas paredes, entre aquellos muros La Corte ya no reía con él, ya no visitaba la cámara, ya no estaba. Se habían ido, todos, uno a uno, sin decir adiós, sin mirar atrás. Su corona ya no brillaba, ya no reía, como él, que no se movía, que no hablaba, excepto cuando miraba el mar. Le gustaba el mar, su eternidad, su belleza, su sonido, su olor. Y es que el mar y él eran parecidos: estaban sólos, en su inmensidad, en su prisión sin barrotes que cruzar, sin pan y sin agua, y a la vez sin hambre, sin necesidad de comer

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Grillo, paso para dejarte un abrazo!
Buen post!(Y)

Anónimo dijo...

grilli, ya te dije que me encantó y que soy una fanática del mar. no dejes de escribir nunca.

Anónimo dijo...

grilli me encanta q escribas y q cualquiera tenga la oportunidad de entrar y leer; me parece muy productivo, voy a entrar más seguido!.. seguí así, te quiero muchooo. no estamos viendo!